Ingredientes
- 170 gr de agua
- 18 gr de aceite de oliva virgen extra
- 15 gr de levadura
- 3 gr miel (o malta)
- 290 gr de harina
- 6 g de sal
- Para el acabado:
- 10g de agua / 20g de aceite
- Sal al gusto
Preparación
1
En un bol mezclamos deshacemos la levadura en el agua, una vez disuelta agregamos el aceite y la miel. Agregamos la mitad de la harina, seguimos removiendo y agregamos la sal. Agregamos la otra mitad de la harina y con el gancho de amasar, amasamos durante 10/15 minutos, hasta obtener una masa lisa y muy elástica. Si lo hacemos a mano tendremos un poco más de paciencia.
2
Colocamos la masa sobre la superficie de trabajo, le damos la forma de un pan rectangular, espolvoreamos con harina dejando una la película transparente, colocamos un paño tapando nuestro pan, y dejamos reposar durante media hora, a temperatura ambiente.
Después del tiempo de descanso, aplastamos la masa para desgasificar y doblamos en dos o tres partes a lo largo. Espolvoreamos con harina de nuevo y colocamos un paño tapando nuestro pan y dejamos reposar durante media hora, a temperatura ambiente.
3
Engrasamos la bandeja para hornear de 25x40cm con abundante aceite. Estiramos la masa con un rodillo y cubrir toda la bandeja. Espolvoreamos la focaccia con un poco de sal o si preferimos con sal gruesa. Dejamos reposar otros 30 minutos, esta vez en el horno apagado con la luz encendida.
Hacemos una emulsión del aceite con agua con ayuda de una batidora de mano y empapamos bien toda la superficie de la focaccia, asegurándonos de que el agua no entre en contacto con la bandeja. Extendemos bien el líquido y presionamos los hoyuelos típicos de la focaccia con los dedos. Dejamos levar durante 60 minutos antes de hornear.
4
Precalentamos el horno a 220º.
Horneamos durante 14 minutos.
Retiramos del horno y dejamos enfriar, para después cortar en tiras y servir