La cocina asturiana tiene su impronta, no es una cocina más. En apariencia (y en parte en la realidad), está basada en platos contundentes, que hace años tenían sentido porque las labores principales de muchos asturianos eran la minería y la siderurgia, y había que reponer fuerzas. Pero Asturias también es gastronómicamente ligera, sus pescados y mariscos apenas tienen calorías, con lo que realmente los cocineros asturianos tienen mucho donde elegir.