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Hay fuentes que aseguran que el origen del Carnaval, tal y como lo conocemos ahora, se remonta a más de 5.000 años y algunos lo sitúan en el Imperio Romano, ya que está relacionado con las Saturnales, unas festividades realizadas en honor al dios Saturno. Otros, lo sitúan en Grecia, ya que también celebraban unos festejos similares donde se veneraba a Dionisio, entre otros.
Todas estas festividades tenían en común la época de su celebración: febrero, una época de transición del invierno a la primavera y en la que tenían lugar ritos de purificación, coincidiendo con los últimos días del letargo invernal de la naturaleza, ya que se creía que el dios Saturno, vagaba por la tierra todo el invierno y que necesitaban los rituales y ofrendas para llevarlo al inframundo para comenzar la cosecha de verano. Por ello, con banquetes, bailes y vestidos con ropas y máscaras que personificaban a este dios, celebraban la abundancia de la tierra dejando a un lado las obligaciones y las jerarquías, para establecer durante unos días y después volver al orden.
En Grecia, tenían lugar unas fiestas parecidas: las bacanales y las Dionisias, en éstas últimas tenían lugar grandes procesiones y representaciones de teatro que reunían a toda la población. Curiosamente, en la mitología griega, aparece la figura de Momo, el dios de la burla y el sarcasmo. En la actualidad, en algunos países de América Latina, uno de los personajes centrales de los Carnavales es el Rey Momo, al que se le entrega cada año las llaves de la ciudad.
Con la expansión del cristianismo, en la Edad Media, la fiesta tomó el nombre de carnaval, que viene de “carnem levare”, lo que significa “quitar la carne”. Esto es así porque este evento se celebraba días antes al Miércoles de Ceniza, fecha de comienzo de la Cuaresma hasta el domingo de resurrección. Un periodo de abstinencia y ayuno. Por ello, los días antes tenía lugar una celebración donde todo estaba permitido, por lo que, para salvaguardar el anonimato, la gente se cubría el rostro o iba disfrazada.
En toda España, desde el sur de Andalucía hasta el norte de la Península, podemos encontrar recetas de carnavales típicas de cada región, ya que en casi todos los rincones del país se celebran los carnavales y con ellos se disfruta de platos y recetas singulares.
En Galicia y Asturias son típicos, por ejemplo, las orejas de carnaval o guisos como el cocido de entroido, en Cataluña se disfruta de un embutido hecho de estómago de cerdo relleno de carne picada, huevos, pan y pasas, de las cocas cubiertas de chicharrón piñones y azúcar o de las butifarras de huevo; en Canarias de las sopas de miel, hechas con pan, miel de caña, canela, matalahúva y corteza de limón; y en Andalucía se degustan dulces como las tortas de carnaval o la cuajada de Carnaval, un delicioso dulce que se creó con la intención de aprovechar los mantecados que habían quedado de la Navidad, muy típico en Granada.
En ciudades como Cádiz son típicas en esta época las tortillitas de camarones y el pescaíto frito, entre otras recetas que, aunque abundantes durante todo el año, es en estos días cuando ganan más adeptos.