Historia:
Existen varias versiones del origen de este plato, pero casi seguro que Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, tiene mucho que ver, como el inventor de la receta. Si bien es un dato que no se puede afirmar, sí que parece que la primera vez que este plato toma protagonismo es gracias a él. Sus decisivos actos en la victoria contra el ejército francés en España durante la Guerra de la Independencia y su posterior pugna con Napoleón en la decisiva batalla de Waterloo parecen ser las razones por las que esta receta recibe su nombre.
El primer duque de Wellington aporta el apellido a esta receta tras las victorias en la Guerra de la Independencia y en Waterloo
Como hemos dicho el origen es incierto, pero todo parece indicar que el duque de Wellington no era un gran aficionado a la cocina, pero lo que sí podemos confirmar es que tanto en sus campañas como en las recepciones que daba en su residencia en Londres, esta peculiar forma de presentar el solomillo era muy habitual en él. Su sofisticada presencia era muy del gusto del duque.
Otra teoría más descabellada acerca del apellido de esta forma de preparar el solomillo indica que este plato no habría sido llamado así por el mencionado duque, sino porque el acabado de la receta tiene cierto parecido a las botas militares marrones brillantes que recibieron su nombre.
La versión francesa es muy diferente
Hay un denominador común en muchos de los ingredientes que forman parte de la elaboración de este plato, la cocina francesa. En primer lugar por la aparición del foie-gras, producto muy ligado a este país, así como por la utilización del hojaldre, un elemento que fue redescubierto a mediados del siglo XVIII en Francia.
Aún así, el solomillo Wellington sigue sin ser reconocido en el país galo, ya que en las cartas de los diferentes restaurantes que los ofrecen lo conocen como filete de ‘boeuf en croûte’, es decir, solomillo de buey en costra. como se puede ver, con otro nombre pero el producto final, es el mismo.
Ingredientes:
- 500 g de solomillo (cerdo/ternera)
- 300 g de champiñones
- 1 cebolla
- 1 ajo
- 150 ml de vino blanco
- 1 lámina de hojaldre
- 1 huevo batido
- 6-8 lonchas de jamón ibérico
- Aceite de oliva virgen extra
- Pimienta
- Sal
Preparación:
Plato muy popular en estas fechas y más cuando salió en Masterchef. En un plato principal de la cocina inglesa, se puede hacer con ternera, pero también con cerdo.
Primero vamos a preparar los ingredientes, limpiamos el solomillo de la grasa que tenga y limpiamos los champiñones, le quitamos a la cebolla la parte que no usamos.
Picamos la cebolla en Brunoise, osea en trocitos cuadrados pequeñitos y el ajo también muy picado.
Picamos los champiñones y los echamos en la sartén junto con la cebolla y el ajo.
Cuando el champiñón este dorado, salpimentamos y echamos el vino, subimos el fuego y dejamos reducir.
Cuando este todo, lo pasamos por la batidora, para que nos quede una pasta que luego podamos esparcir encima del jamón.
En otra sartén vamos a marcar el solomillo. Simplemente lo vamos a dorar por el exterior, el solomillo se acabará de hacer en el horno. Sacamos a un plato. Sazonamos con sal gorda y lo pintamos con mostaza, en mi caso uso la marca maille dijon.
Lo envolvemos en papel de horno, como si fuera un caramelo y lo metemos en la nevera sobre una hora.
Sacamos de la nevera, le quitamos el papel.
Extendemos la hoja de hojaldre, en la que podemos usar el papel que trae y ponemos encima unas 8 lonchas finas de jamón ibérico, si queremos dar otro toque podemos sustituirlo por bacón o panceta, lo que más os guste.
Encima del jamón extendemos el resultado del batido, que cubra bien todo el jamón.
Colocamos el solomillo en un extremo del hojaldre, dejando un margen de unos 5 centímetros. Pintamos con huevo batido la superficie de hojaldre alrededor del solomillo.
Cortamos el trozo que nos sobre antes de enrollarlo, nos tiene que llegar para que nos cubra y pase un par de centímetros más
Pintamos todo el resto de hojaldre con el huevo batido y envolvemos nuestro solomillo. Presionamos para cerrar bien y pintamos los extremos. Doblamos las puntas hacia dentro y cerramos como si fuera un regalo.
Colocamos en la bandeja del horno boca abajo, de esta manera la parte del cierre del hojaldre quedará boca abajo.
Al trozo de hojaldre sobrante, le pasamos un rodillo especial para hacer dibujos, si no tenéis este tipo de rodillo podéis hacer tiras y decorarlo a mano. Pintamos toda la superficie del solomillo, con el huevo batido.
Colocamos encima el hojaldre decorado con cuidado y cortamos el sobrante. Pintamos de nuevo el hojaldre para que nos quede brillante.
Pinchamos con ayuda de un cuchillo/puntilla, algunas zonas del hojaldre para evitar que se infle y se deforme.
Precalentamos a 200ºC el horno, calor arriba-abajo, y horneamos durante 25-30 minutos o hasta que el hojaldre esté bien dorado.
Si os gusta más hecho el solomillo, debéis tapar el hojaldre con papel de aluminio y hornear 10 minutos más.